A la hora de limpiar un herraje, sobre todo cuando se trata de tiradores, pomos etc, solemos cometer el error de utilizar un producto multiusos cualquiera o en el peor de los casos, productos con un alto nivel de agresión a superficies tratadas.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta para poder limpiar nuestro herraje de forma correcta, es el material con el que está realizado o con el cuál ha sido tratado. Una vez tengamos esto claro, podremos tomar la decisión más adecuada para poder dejarlo como nuevo reduciendo las posibilidades de dañarlo. Lo ideal es desmontarlo para poder limpiarlo completamente, cabe recordar que estos herrajes están en continuo contacto con las manos.

Aluminio: los herrajes fabricados con este material tienen la ventaja de ser los más fáciles de limpiar. Para ello utilizaremos una esponja suave humedecida, frotando con cuidado.

Acero inoxidable: en este caso utilizaremos un paño con agua tibia y jabón.

Zamak: este material es muy resistente, pero hay que tener mucho cuidado de no estropear el baño que lo recubre. Utilizaremos un paño suave con jabón o con una mezcla de vinagre y agua.

Madera: aquí ya se complica la limpieza, al tratarse de un material natural y muy poroso, cualquier producto que utilicemos lo puede dañar o manchar. Lo adecuado sería usar un paño de algodón que no deje pelusa. Recomendamos usar solo agua o algún producto específico para la limpieza de madera.

Conclusiones:

  • Evitar los productos químicos.
  • Usar paños o esponjas suaves.
  • Desmontarlos de la puerta o mueble para evitar dañar el resto de superficies y poder limpiarlos al completo.

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